domingo, 10 de julio de 2011

Niebla

Estaba sola, el sol ya se estaba ocultando y la suave luz del crepúsculo se filtraba haciendo figuras extrañas entre las hojas de los árboles.

Hoy mi paseo se había alargado demasiado y tenía que llegar pronto a casa, antes del anochecer, porque andar sola por ahí de noche no es muy seguro,además era la primera vez que venía al bosque y si oscurece seguramente me perdería.

Mi abuelo me había contado muchas leyendas gallegas, me encantaba escucharlas aunque no creía en ellas; pero cuando está anocheciendo y estás sola y asustada en el bosque,esas historias parecen muy reales.

Comencé a caminar entre los árboles, mirando nerviosamente a cada momento a mi alrededor,me asustaba cada vez que escuchaba una rama crujir o el ruido de un pájaro aleteando entre las hojas de los árboles.
El bosque estaba cada vez más oscuro y silencioso; la noche se acercaba y cada vez me parecía más dificil escapar de ese inmenso bosque,¡¿Quién me mandaría a mí venir aquí sola!?.

Llevaba andando toda la tarde y estaba muy cansada; me senté contra el tronco de un viejo y enorme árbol que parecía sacado de una película de terror. Sabía que no debía pararme mucho tiempo; cuanto antes llegara a casa, mejor.
Saqué una botella de agua de mi mochila y bebí un poco,observé que aquella parte del bosque era realmente preciosa. Me quedé embobada observando el bonito paisaje y cuando me di cuenta ya había anochecido.
Una brillante luna llena lucía en el cielo y su luz iluminaba ligeramente el bosque y se reflejaba en la niebla que había surgido sigilosamente entre los viejos troncos de los árboles como un manto de seda que cubría el bosque. Ahora sí que tenía miedo.
Entonces me dí cuenta de una cosa. Rebusqué en la mochila y saqué mi movil, no tenía cobertura. Lo moví de un lado para otro pero nada, estaba totalmente incomunicada y sola, totalmente sola.

Llegué a un camino, miré hacia arriba y me quedé asombrada, miles de estrellas brillaban en el cielo.
En la ciudad sólo se veía una leve luz amarillenta que cubría el cielo a causa de la contaminación lumínica de las luces de las farolas y los edificios; estaba pasando el verano en casa de mis abuelos y cada vez me gustaba más el pueblo. Esa sensación de libertad y pureza al caminar en plena naturaleza me apasionaba.

De repente, escuché un ruido, me asusté, éste no era un ruido como los de antes; no era un animal, ni el viento, ese día no hacía viento, creo que ni siquiera era un ruido humano... era como un leve llanto acompañado de unos extraños sonidos que no logré descifrar.
Noté como una ráfaga de aire frío recorría el bosque, entonces saqué mi chaqueta de la mochila y me la puse. Volví a oír un ruido, esta vez mucho más cerca.
Estaba aterrada, vi una luz entre los árboles, esa luz tenía un brillo extraño... eso no era una linterna, ni los faros de un coche. 

Se volvió a mover...
Avanzó hacia mí a una velocidad vertiginosa, me tiré al suelo, no me dio tiempo a observar qué era lo que había visto... entonces levanté un poco la cabeza de la húmeda tierra y pude verlo...
Ahí, justo delante de mí ví a un anciano vecino del pueblo llevando una enorme cruz y un recipiente de metal, detrás de él pude ver,durante unos segundos, un grupo de seres vestidos con túnicas blancas, y también otros con túnicas negras; se movían lentamente dentro de una especie de cúpula de luz blanquecina, muy luminosa que desprendía un aura siniestra que me provocó un profundo escalofrío.
No me lo podía creer, tanto tiempo escuchando historias de mi abuelo que nunca creí... De repente se me pasó una de ellas por la cabeza... ¡Aquello era A Santa Compaña!
Mi abuelo usaba esas historias para darme miedo. Ahora no tenía miedo, no, eso no era solo miedo.. en ese momento estaba totalmente aterrorizada, mi corazón latía tan rápido que tenía la sensación de que me iba a estallar el pecho; de repente, sentí un suave roce en la nuca, me giré, mi corazón dejó de latir y la respiración se me paró durante unos instantes.
Pude ver, claramente, a poca distancia de mi, lo que parecía un ángel, pero no un ángel como los que se acostumbra a imaginar, no, éste era un ángel distinto, tenía una expresión triste y sus ropajes tenían un aspecto horrible...
Me volví a quedar inmóvil, con la cara enterrada en el suelo y sentí como ese brillo gélido y el olor a velas se alejaban entre los árboles.

Cuando me aseguré de que se habían alejado lo suficiente me levanté y me quedé un rato paralizada por el miedo pensando en lo que acababa de presenciar, entonces miré el reloj y ya era media noche.. el tiempo había pasado muy rápido...
Empecé a correr por ese camino sin saber a dónde me llevaba, acabé en la estrecha carretera que levaba hacia la casa de mis abuelos, corrí con lágrimas en los ojos; estaba sucia, herida y muy asustada, no sabía si me estaba volviendo loca, pero lo que acababa de presenciar, a pesar de que no quería creérmelo, estoy segura de que fue real.
Cuando llegué a casa le conté entre lágrimas lo que ocurrió a mi abuelo que, a mi sorpresa, no se lo creyó.

Esa noche tuve pesadillas, vi al anciano pálido, con el cuerpo desnutrido y delgaducho, vagar por el bosque y caras terroríficas de espíritus me atormentaron en sueños durante mucho tiempo.

2 comentarios:

  1. Tus relatos dan miedito xDD
    Creo que este ya lo había leído en un fotolog o algo asi hace mucho tiempo...

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  2. Si, de hecho lo rescaté del fotolog jajajaja

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